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Transatlantico

«Una metáfora tiene el poder de dejarte reflexionando, «Transatlántico» es una palabra de catorce letras, excesivamente larga y compleja, para describirme, pero hoy me compararon con uno.

Siempre tengo la impresión de que somos como un bote condenado a hundirse, otra metáfora que nos recuerda lo efímera que es la vida, demasiado corta para abrumarla con distracciones y cosas superfluas. Pero si me ven como un Buque de alto porte, tal vez cuando llegue «mi hundimiento» sea como el Titanic, y eso me da un poquito de miedo.

Ser una persona «neurodiversa», nos deja expuestos a convivir con lo que nos toca, podes ser una canoa, un kayak, un bote, una lancha deportiva, un velero, un portaviones, una chata o un » transatlantico»

Que dificil se me hace imaginarme no hacer olas a mi paso que amenacen a los navegantes, o no ver que tal vez se alejan porque temen me los lleve puestos.

En cierta ocasión, alguien de quien estaba profundamente enamorada me comparó con un «Falcon», quizás como un halago por mi supuesta solidez e indestructibilidad. Sin embargo, para mí, fue como un golpe inesperado en la nuca. Era entonces un automóvil destinado a recorrer la República Argentina, algo parecido a lo que sería un todoterreno o 4×4 en épocas posteriores.» Hoy sentí algo parecido.

Ser un barco enorme, muchas veces es una ventaja cuando el mar se pone bravo. Siento que he navegado aguas profundas, turbulentas y muchas veces sin poder amarrar en un muelle seguro.

Tal vez deba entender que pueda ser cierto que sea vista de esta manera, pues podría explicar el motivo por el cual la mayoría de los viajes los hago desde la enorme soledad del puente.

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