
Conozco esta frase mas que mi nombre.
Revolviendo en el colegio por mí o por alguno de mis hijos, en la pila de objetos perdidos.
En mi infancia, olvide y perdí cosas valiosas para mí. Aclaro esto porque lo primero que escuchaba cuando llegaba a mi casa, de boca de mi madre, era que yo no le daba valor a nada. Su solución: no comprarme nada nuevo, y usar ropa que una amiga nos pasaba cuando le quedaba chica.
Si ella hubiera sabido la cantidad de cicatrices que me dejaban las pérdidas no me hubiera castigado tanto. Perdí útiles del colegio hasta el hartazgo. Por eso creo yo, me hice minimalista a la fuerza. Envidiando las cartucheras de dos pisos de mis compañeras, con lápices de colores en abundancia. Yo no tenia mas que un lápiz negro que solía no tener punta. Sacapuntas? Si! Atado como la goma y la lapicera «303»*.
Mi hermana tenía una Sheaffer* .. yo nunca obtuve algo mejor hasta que logré comprarme una «Parker*». Solo me duró un par de días. Profesía autocumplida, “no mereces nada”. * (marcas de los 60 y 70)..
Trasladar objetos es estresante y sigue siéndolo hoy aún, estando medicada.
Conozco absolutamente todos los tips que existen.
Pero mi mente se vacía de información frente al movimiento y los lugares que elijo, no logran alojar mis pertenencias por mas que intento.
Me lo paso abriendo y cerrando cajones, cierres, armarios. Eligiendo envases transparentes para ver el contenido. Etiquetando y desetiquetando cajas. Salgo diciéndome “mira donde pones todo”, «saca solo una cosa por vez y ocúpate de devolverla a su sitio”, “salí con una mochila llena de espacios con cierre”, Pensá bien todos los movimientos anticipadamente y organiza en sectores las cosas.
Yo sé lo que tengo que hacer! Simplemente no puedo hacerlo en el momento en que es esperable estar atenta.
Tengo muchos años en este tema y sin embargo cada viaje dejo algo para «la pila de objetos perdidos». Si existiera realmente un espacio que contuviera todo lo que fui dejando en el camino, calculo que completaría un container. Una gran pila testigo de mis olvidos. Cada uno repitiendo “ sos un desastre”
Pero no existe tal cosa. Existe todo lo contrario. En mi corazón 💓 cada objeto perdido se comió un pedazo. El dolor enorme, mis reproches, y mi propio castigo fue y sigue debilitando lo que queda. Soy consciente que no soy estúpida, ni estoy cerca de serlo. Pero en mi interior “mi sombra” es esta niña que llora y llora todo el tiempo.
No es gracioso, no importa si puedo reemplazar lo que sea que se quedo en mi camino. Mi dolor se engorda y me muerde del lado de adentro.
Mi mas reciente historia arranco viajando del calor al crudo invierno Desafío aceptado.
Buenos Aires 39 grados, Montreal/Nueva York -12.
Y sacar del carry on mi sweater para abrigarme en el avión tenía mucha lógica y auto cuidado. Cambiar de vuelo me alertó de estar super atenta intencionalmente. Mi ultimo recuerdo fue el del frío y su absoluta ausencia.
Recuerdo abrir y cerrar la maleta para evitar lo tan temido. Vaya a saber en que momento lo perdí de vista.
Solo me quedaba una hermosa campera finita y no intente sacarla hasta no estar afuera y asegurarme tenerla puesta. Porque perderla tambien sería otra posibilidad y frente a eso no iba a tener alternativa de abrigo.
Vuelvo ahora a enredarme en el estrés de los aeropuertos, viajando de regreso a casa. Después de poner mis cosas en una bandeja en seguridad en La Guardia me pararon porque “tenia una caja en mi maleta de mano” que era casi un armamento. ..
Llevaba el taladro que mi hija compro a su hermana.
Jamas recuerdo haberlo abierto. Mi única preocupación era la batería de litio que debía ir en mi maleta de mano. Me senti muy madura averiguando en la pagina de la aerolínea acerca de como transportar esto.
Lo que no pensé es que el kit tenia destornilladores, tijeras, cutter y jamas podrían dejarme pasar. La oficial de seguridad ofreció escoltarme y volver a despacharlo. Pero antes de decidir que hacer me tome unos minutos para no accionar impulsivamente. Metí en mi “ya abarrotada mochila” todo lo que no debía estar en la maleta de mano (porque de despacharlo corrían riesgo) :mi computadora, los auriculares de Billy, la camara de Rufi, los cargadores básicos.
De volver con ella tendría que despachar otra valija, pagar 107 us mas y lo peor volver a hacer la cola de una hora y media para volver adonde estaba. Gran estres para quien necesita llegar 4 horas antes al aeropuerto.
Mi decision fue dejarles el kit alli y llevar mi maleta. Jamas volvi a meter lo que traslade por miedo a perderlo en el traspaso.
Y salí agobiada pero decidida a enfrentar los costos. No llevaría ese regalo a Lara. Agobiada y ahora con culpa. Busque donde cenar y comprarme algun antiinflamatorio por el dolor en mi mano.
Cené, y también me estresé de nuevo.
Cuando estaba yendo a embarcar despues de un rato me di cuenta que no encontraba la caja de mis auriculares. La busque desconectada de la hora. Volvi a cada lugar donde estuve..nunca repare del cambio de puerta de embarque. Solo para darme cuenta 5’ antes de que cerrara el embarque que lo que me faltaba era mi campera rosa de North Face, la que Ju me comprara el año pasado. En el bolsillo ( con cierre para no perderlos) deje el estuche de mis AirPods.
Lo peor es que casi pierdo mi vuelo. Ultima en embarcar, con mis ojos hinchados por la impotencia y las lagrimas. Otra vez porque mi autocompasion no se hizo presente.
Llegue a Sao Paulo y la señal de búsqueda de mis auriculares me dice que quedo en Montreal ya muy lejos.
Si estas leyendo y sos padre, solo te pido que no castigues a tu hijo por esto. Sería como castigarlo por tener una crisis epiléptica, o asmática. No es voluntario, y al menos en mi caso ya siento que difícilmente pueda ser modificable. Doy fe del empeño que le pongo a evitar lo inevitable.
Hablé tanto de todo lo perdido que una psicoanalista asoció esto y dijo “ también perdiste un hijo”. Para ella hoy va mi eterno agradecimiento. Si no hubiera sido tan bruta, y tan inhumana juro estaría en aquel diván llorando mi historia. Su crueldad me permitió salir de allí y al hacerlo logré encontrarme con la terapia cognitiva, el DSM, la terapia sistémica, y obvio el TDAH en ese camino.
Perder tanto me permitió encontrarme a mi misma y practicar ser auto compasiva. No siempre me sale.
No dejes de buscar qué ayuda a tu niño a no perder u olvidarse todo, y mas que nada a que su corazón crezca con tu amor incondicional y así pueda desarrollar el suyo.
De grande ya ves es casi utópico esperar cambiarlo
Norma Echavarría